SANTO DOMINGO.- El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha emprendido su primer viaje internacional bajo la administración del presidente Donald Trump, con un destino estratégico: América Latina. En esta gira, ha seleccionado países centroamericanos y caribeños que considera socios regionales clave para su nación.
República Dominicana es la última parada del periplo. Rubio llegará al país la noche del miércoles 5 de febrero. Desde ya, el presidente Luis Abinader ha manifestado su interés de tratar con Rubio el tema de la crisis de Haití y el recorte de la ayuda que la República Dominicana recibía de la USAID.
Conservador, abogado de profesión y descendiente de cubanos, Rubio es una de las figuras hispanas más prominentes en la política estadounidense. Fue senador de Florida y actuó como rival de Trump en unas primarias presidenciales republicanas de 2016.
Su más reciente cargo dentro de la administración de Trump, tras ser nombrado canciller, es jefe interino de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), entidad humanitaria que maneja un presupuesto superior a los 42,800 millones de dólares y que, según él, tiene una «insubordinación que hace imposible efectuar una especie de revisión seria».
Pero, ¿qué significado tiene que República Dominicana esté entre los cinco países elegidos por Rubio en su primer viaje como jefe de la política exterior estadounidense?
La respuesta, a simple vista, se encuentra en un video difundido por el Departamento de Estado a través de las redes sociales de la Embajada de Estados Unidos en República Dominicana.
Según sus propias declaraciones, su recorrido por Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y, finalmente, República Dominicana tiene como objetivo fortalecer las relaciones con los aliados regionales y reafirmar el liderazgo de Estados Unidos en la zona.
Rubio, primer secretario de Estado de origen latino y director interino de USAID, busca también fomentar la cooperación en temas clave como la estabilidad regional, el crecimiento económico y la reducción de la inmigración ilegal.
Sin embargo, en términos de relaciones diplomáticas, Rubio enfrenta desafíos pendientes con países vecinos como Canadá y México.
En el caso de Canadá, la administración Trump expresó en enero su intención –m{as en broma que en serio- de incorporar a ese país como un estado más de la Unión americana. La sola sugerencia desató una ola de rechazo en Canadá. Poco después, Trump impuso aranceles del 25% a todos los productos canadienses, aunque al final el mandatario reculó tras acordar diversas medidas migratorias y de combate al fentanilo con el gobierno canadiense.
Una medida similar se aplicó a México, con aranceles del 25% a sus productos como mecanismo de presión para frenar la migración hacia Estados Unidos.
Esta «guerra» arancelaria entró este lunes en una tregua de treinta días, luego de que ambas naciones hicieran concesiones. En el caso de México, la presidenta Claudia Sheinbaum acordó desplegar 10,000 soldados en la frontera norte para reducir la migración ilegal, en respuesta a una de las exigencias de Trump.
Rubio ha respaldado plenamente la visión geopolítica de Trump. Sus declaraciones -a veces- pueden ser ambiguas, como la que pronunció en Panamá al presenciar un vuelo de deportados: «Así que, hasta cierto punto, nuestra frontera no empieza en Texas y México, empieza mucho antes», dijo.
En su gira por Latinoamérica Rubio ha logrado acuerdos de «terceros países». Esto le permitió que El Salvador y Panamá aceptaran recibir personas de otros países deportadas por Estados Unidos.
Esto quiere decir que de los cinco países previstos en su viaje, dos han aceptado recibir migrantes en su territorio.
La balanza del poder regional
La visita de Marco Rubio a Panamá ocurre en un contexto de tensión debido a los deseos manifiestos del presidente Trump de controlar el Canal de Panamá, argumentando la creciente influencia de China en esa estratégica vía marítima.
En su encuentro con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, y el ministro de Relaciones Exteriores, Javier Martínez-Acha, Rubio advirtió que el “control” de China sobre el Canal de Panamá podría llevar a Estados Unidos a “tomar las medidas necesarias para proteger sus derechos bajo el Tratado”.
En múltiples ocasiones, ha criticado lo que considera un abandono de la región por parte de administraciones anteriores, argumentando que esta desatención permitió la expansión de influencias adversas como la de China y Rusia.
«Durante años, nuestros aliados en América Latina sintieron que les convenía más ser adversarios de Estados Unidos que nuestros socios. Ese ya no es el caso», declaró poco antes de su viaje.
En una entrevista publicada en Estados Unidos, se refirió al desacuerdo entre el presidente Donald Trump y el mandatario colombiano Gustavo Petro por el trato a los deportados colombianos. El impasse, que comenzó en redes y duró pocas horas, incluyó que Trump impusiera aranceles de 25% a Colombia.
“No estamos interesados en intimidar a nadie y no tenemos ganas de hacerlo. Nosotros no le hicimos ‘bullying’ a Colombia, sentimos que teníamos un trato, Colombia firmó un trato, firmaron un papel que decía sí, envíennos estos aviones y luego a mitad del vuelo lo rompieron y entonces nuestra respuesta fue bueno, ahora volamos estos aviones, teníamos que traerlos de regreso a Estados Unidos, así que ahora vas a venir a recogerlos, ¿por qué vamos a pagar esos vuelos? Porque los cancelaste, no es intimidación, es que rompieron un contrato que habíamos hecho con ellos”, sostuvo.
Reconoció que Trump “no es un presidente estadounidense ortodoxo tradicional que se verá enredado por impedimentos interinstitucionales en nuestro gobierno, es alguien que está orientado a la acción y va a hacer cosas”.
Al referirse al caso de Venezuela y el régimen de Nicolás Maduro, advirtió este lunes que el gobierno estadounidense cuenta con “muchas opciones” para causarle daño.
“No voy a hablar sobre cuáles son esas acciones, pero él sabe y ellos saben que tenemos muchas opciones para infligir daño y perjuicio graves al régimen de Maduro», afirmó Rubio en Washington.
Y agregó que “los líderes como Maduro, sin importar lo duros que intenten ser, respetan a Donald Trump.
Saben que este no es un tipo que les enviará una carta con palabras enérgicas. Tomará medidas”
Los enunciados de Marco Rubio, como jefe de la diplomacia estadounidense, son una clara evidencia de que el secretario de Estado busca reforzar el control fronterizo, sobre todo recuperar el control o liderazgo de Estados Unidos en Latinoamérica.
El viaje a RD
Tras su paso por Panamá el domingo, por El Salvador el lunes y por Costa Rica este martes, Rubio llegará el miércoles a la República Dominicana con alguna intención todavía desconocida.
El tema haitiano estará sobre la mesa, pues Rubio tiene relaciones directas con la comunidad haitiana en la Florida.
También es previsible que el narcotráfico y la migración ilegal sean objeto de conversaciones. Está por verse qué pedirá Estados Unidos a la República Dominicana como parte de su agenda para la región y para el sostenimiento de la relación bilateral.