El asesinato del activista político conservador y pro-Trump, Charlie Kirk, en un evento en la Universidad del Valle de Utah, volvió a encender la alarma sobre la violencia política en Estados Unidos.
Este episodio criminal trae a memoria casos similares de intento de asesinatos fallidos y otros que si se han consumado a figuras destacadas de la referida nación de América, uno de los más recientes fue el atentado contra Donald Trump durante un acto de campaña en el 2024.

Trump recibió un disparo que lo hirió en la oreja, pero antes de eso, había sobrevivido a un intento de asesinato mientras jugaba golf en Florida.
En junio del presente año, la presidenta de la Cámara de Representantes de Minnesota, Melissa Hortman, fue asesinada a tiros junto a su esposo dentro de su casa, ubicada cerca de la ciudad de Minneapolis.

En este mismo año, el gobernador demócrata Josh Shapiro y su familia fueron evacuados de la mansión estatal, en Pensilvania, tras un ataque incendiario perpetrado por un intruso.

Asimismo, en 2022, un hombre irrumpió en la casa de Nancy Pelosi en California y atacó brutalmente a su esposo con un martillo, el agresor, según las autoridades, estaba influido por teorías conspirativas y buscaba también a Pelosi.

La ola de violencia también alcanzó la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer, Michigan, fue el objetivo de un intento de secuestro por parte de un grupo extremista en 2020 que buscaba desatar un conflicto nacional.

Steve Scalise, líder republicano en la Cámara de Representantes por Luisiana, fue otra víctima en 2017, recibió un disparo en una práctica de béisbol benéfica con otros congresistas en Virginia. El atacante tenía motivaciones políticas y murió en el enfrentamiento con la policía.

La ex representante Gabrielle Giffords, de Arizona, es otro nombre asociado de manera directa a la tragedia. En 2011, mientras participaba en una reunión con electores en un centro comercial de su distrito, recibió un disparo en la cabeza y sufrió graves secuelas.

En ese ataque también murieron seis personas, desde entonces, Giffords se ha dedicado a luchar contra la violencia armada.

En este mismo orden, el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., también conectó el crimen de Kirk con la historia de violencia política de su propia familia. Su padre, candidato presidencial en 1968, y su tío, el presidente John F. Kennedy, murieron asesinados en atentados políticos. Al referirse a Kirk, escribió: “Una vez más, una bala ha silenciado a la voz más elocuente de una generación”.