En el marco del Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reafirmó su compromiso con la protección emocional de los niños, niñas y adolescentes (NNA) en República Dominicana, respaldado por cifras que evidencian una realidad alarmante.
Según el informe Estado de la Situación de los Niños, Niñas y Adolescentes ante la Violencia en República Dominicana, entre 2017 y 2021 se registraron 17 suicidios en niños de apenas 8 a 10 años.
En 2022, la cifra ascendió a 19 suicidios en personas menores de edad, consolidando una tendencia preocupante. El grupo de mayor riesgo continúa siendo el de adolescentes entre 15 y 17 años, aunque el subregistro impide dimensionar con precisión la magnitud del problema.
“Cada niño y cada niña necesita espacios de escucha, afecto y acompañamiento para crecer con esperanza”, expresó Anyoli Sanabria, representante de Unicef en el país.
Sanabria también destacó la vulnerabilidad de los varones adolescentes, quienes enfrentan presiones sociales que dificultan la expresión emocional y aumentan el riesgo de trastornos no diagnosticados.
Ni un lujo ni un privilegio
Unicef subraya que la salud mental no debe considerarse un lujo ni un privilegio, sino un derecho fundamental.
En colaboración con el Instituto de Salud Mental y Telepsicología (Isamt), se han implementado planes integrales en centros educativos para prevenir el sufrimiento psíquico, promover la salud mental y construir entornos escolares seguros y empáticos.
Estas estrategias buscan erradicar el maltrato, reducir el estigma y fomentar habilidades socioemocionales desde edades tempranas.
Uno de los recursos más significativos es la Línea Familiar, un servicio gratuito de atención psicológica que ha ofrecido acompañamiento a más de 9,000 jóvenes en sus cinco años de funcionamiento.
Adolescentes solicitan ayuda
Solo en 2024, se registraron 662 contactos de personas menores de 24 años, en su mayoría adolescentes que solicitaron ayuda por ansiedad, depresión, autolesiones o ideación suicida.
El comportamiento de uso también revela patrones importantes: más del 95 % de las consultas fueron iniciadas por los propios jóvenes, lo que refleja una creciente conciencia sobre el autocuidado emocional.
Además, el 75 % de las interacciones se realizaron a través de WhatsApp y redes sociales, lo que confirma la necesidad de mantener servicios adaptados a las preferencias digitales de la juventud.
“Garantizar el bienestar emocional desde la infancia no solo salva vidas, sino que transforma comunidades enteras. La salud mental es el cimiento del desarrollo humano”, concluyó Sanabria.
Unicef continúa articulando esfuerzos con instituciones del Estado y organizaciones como el Isamt para asegurar que cada niño, niña y adolescente crezca protegido, valorado y emocionalmente acompañado, sin importar su situación migratoria, social o económica.