Con el objetivo claro de reflejar la desigualdad social de las comunidades brasileñas, en 1995, Michael Jackson filmó el video musical de They Don’t Care About Us en la favela Dona Marta, ubicada en Río de Janeiro, Brasil. Marcio Amaro Oliveira, conocido como Marcinho VP, lideraba la zona como parte del Comando Vermelho, la organización criminal más antigua y poderosa de Brasil, que extendía su dominio sobre favelas desde los años 80.

Por aquel entonces, el grupo mantenía el control territorial y social, dejando a funcionarios locales fuera de la ecuación y funcionando como autoridad paralela. La producción del videoclip enfrentó la realidad de una favela regida por el Comando Vermelho.






Según RT, el equipo de Spike Lee llegó a acuerdos directos con miembros del grupo encabezado por Marcinho VP, quien autorizó el rodaje y organizó la seguridad a cambio de una suma cuya cifra nunca se reveló.

La presencia de Jackson en la favela generó una movilización de habitantes y seguidores, pero también legitimó a Marcinho VP como fuerza dominante ante la ausencia del Estado. El video logró su objetivo visual y social, pero evidenció la convivencia cotidiana entre el arte, la fama internacional y la estructura criminal brasileña.

Durante la década de los 90, el poder del Comando Vermelho no se circunscribía al tráfico de drogas, sino que abarcaba la administración de empleos, distribución de recursos y control casi total de barrios vulnerables en Río de Janeiro.

Marcinho VP dirigía a decenas de menores implicados en la venta de estupefacientes y disponía de armas de fuego de alto calibre provenientes de distintos países.




Según Milenio, el aislamiento de la favela frente a la autoridad oficial convirtió a las negociaciones privadas, como la de Michael Jackson, en el único camino para entrar y trabajar en el territorio bajo protección.

Repercusiones socioculturales y destino de los protagonistas

El video de They Don’t Care About Us se transformó en un ícono global al superar los mil millones de visitas en YouTube más de dos décadas después. Las imágenes de Michael Jackson saludando e interactuando con los habitantes se mantienen como testimonio de aquel momento de encuentro entre cultura pop e historia social.

A pesar del éxito artístico, el final de Marcinho VP demostró la volatilidad del poder en estos contextos. Poco después del rodaje, el líder del Comando Vermelho fue arrestado tras declaraciones contra la policía local. Posteriormente, informes de prensa documentaron su fuga, rumores de exilio y, en 2003, su hallazgo sin vida en una prisión de Río de Janeiro.

El alcance visual y social del videoclip contrastó con el control, la violencia y las condiciones que todavía afectan a las favelas. El mismo Comando Vermelho continúa ejerciendo una influencia significativa en barrios pobres de Brasil.

En octubre de 2025, la policía llevó a cabo uno de los operativos más amplios y letales de la historia reciente en la ciudad, dirigidos contra este grupo criminal. El conflicto provocó decenas de muertes y renovó el debate sobre el papel de las autoridades, la violencia estatal y la persistencia del crimen organizado.

El escenario original de aquel rodaje se convirtió en símbolo de los contrastes de Brasil: pobreza estructural, poder criminal, expresiones culturales globales y el impacto que generan las negociaciones fuera de la vía institucional.

La favela Dona Marta todavía aparece en reportes que documentan la situación de inseguridad y la omnipresencia de estructuras criminales con influencia social y territorial.

Contexto histórico, criminalidad y legado artístico

El Comando Vermelho nació en una prisión de Río de Janeiro en la década de 1970 como grupo de autoprotección entre reclusos. Según BBC, en los años siguientes incrementó su alcance como aliado de cárteles colombianos del narcotráfico, capacitándose en el tráfico y distribución de drogas y consolidando su dominio en barrios claves de Brasil.

La falta de políticas estatales eficaces permitió que la organización sustituyera la autoridad formal y proporcionara servicios, empleos y supuesta protección a cambio de lealtad, perpetuándose como autoridad de facto en diversas zonas.

La grabación de Michael Jackson en la favela representó, para muchos residentes, un episodio extraordinario y sin precedentes. La decisión de rodar en lugares de exclusión puso en primer plano la vida cotidiana en la periferia urbana y dejó evidencia de los desafíos sociales aún irresueltos en Brasil.

El encuentro entre el arte y el crimen, mediado por necesidad y contexto, recuerda la complejidad de la vida cultural, política y económica en sectores históricamente marginados.

El paso de Michael Jackson por la favela Dona Marta expuso la realidad del control criminal en Brasil y dejó una huella cultural y social, integrando música, historia y denuncia visual en uno de los videos más vistos de la historia.

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