La presencia del portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande del mundo y atracado en aguas cercanas a América Latina, ha encendido las alarmas sobre una posible escalada militar de Estados Unidos contra Venezuela. El despliegue, que moviliza a miles de efectivos y aeronaves, ocurre en medio de una ofensiva antinarcótico que ya ha dejado decenas de muertos en operaciones marítimas contra embarcaciones sospechosas de tráfico de drogas.
El presidente Donald Trump ha insinuado en varias ocasiones la posibilidad de extender la campaña al territorio venezolano, aunque en días recientes negó estar considerando un ataque inminente. Sin embargo, las maniobras y la retórica del Gobierno norteamericano mantienen abierta la hipótesis de una acción militar selectiva.
De concretarse, las operaciones podrían dirigirse a una amplia gama de objetivos. Fuentes militares retiradas y analistas de defensa estiman que los primeros blancos serían laboratorios de refinamiento de cocaína, pistas aéreas clandestinas y puntos logísticos en zonas fronterizas utilizadas por el narcotráfico. También podrían incluir instalaciones militares venezolanas vinculadas a las redes criminales, e incluso infraestructuras estratégicas del régimen de Nicolás Maduro.
Cartel de los Soles
Washington ha acusado reiteradamente a Maduro y a sus principales mandos de liderar el “Cartel de los Soles”, una estructura de tráfico de drogas que el Gobierno estadounidense ha calificado como organización narcoterrorista.
Esta designación podría servir de argumento legal para atacar instalaciones o unidades bajo control de altos funcionarios venezolanos, bajo el pretexto de “neutralizar amenazas transnacionales”.
Expertos señalan que, de producirse, los ataques buscarían ejercer presión política sobre el Gobierno de Caracas más que emprender una invasión convencional. “Serían operaciones de precisión”, coinciden exoficiales norteamericanos, “con el objetivo de debilitar la infraestructura militar y económica del régimen y dejar claro que su tiempo se agota”.
Zonas expuestas
Entre las zonas más expuestas figuran los estados “Apure y Catatumbo”, en la frontera con Colombia, donde operan numerosas pistas y rutas de tráfico aéreo de drogas, así como “Sucre”, en la región oriental, donde se concentran almacenes y puntos de embarque hacia el Caribe.
También podrían verse afectados aeropuertos y puertos que las fuerzas estadounidenses identifiquen como nodos de exportación de cocaína.
La ofensiva, no obstante, implicaría riesgos considerables.
El aparato militar venezolano, aunque debilitado, conserva sistemas de defensa antiaérea y unidades leales que podrían responder a cualquier agresión. Además, la intervención podría generar una reacción política adversa en la región y dividir a los aliados de Washington en América Latina.
Capturar a Maduro
En el escenario más extremo, asesores militares estadounidenses no descartan que se evalúe una “operación especial para capturar o eliminar a Maduro”, un escenario de alto riesgo y repercusión internacional.
Por ahora, el despliegue del Gerald R. Ford y su flota en el Caribe actúa como advertencia: la Casa Blanca mantiene la presión y se reserva la posibilidad de actuar si considera que el narcotráfico o la supervivencia del régimen venezolano amenazan directamente los intereses de Estados Unidos.