El hallazgo de una fosa común con 15 socorristas asesinados en Rafah, tras un ataque israelí contra un convoy de emergencia, ha generado una fuerte condena internacional. La ONU calificó la situación en Gaza como una “guerra sin límites” y exigió una investigación independiente.
El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó estar “conmocionado” por el ataque y pidió una investigación completa sobre los ataques contra trabajadores humanitarios. Desde la reanudación de los bombardeos israelíes el 18 de marzo, han muerto más de 1.000 personas.
El número de trabajadores humanitarios asesinados en Palestina desde el 7 de octubre de 2023 asciende a 408, según datos oficiales.
Jonathan Whittall, jefe de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA), describió el hallazgo como “una experiencia impactante”. Explicó que los 15 socorristas llevaban aún sus uniformes y guantes cuando fueron encontrados en la fosa común.
Entre las víctimas hay ocho miembros de la Media Luna Roja Palestina y un trabajador de la ONU. Testigos afirman que las ambulancias fueron atacadas una por una, dejando los vehículos destruidos junto a los cuerpos.
OCHA denunció que el primer equipo fue atacado el 23 de marzo, y que otros grupos de rescate enviados a ayudar fueron bombardeados durante horas.
La situación en Gaza sigue deteriorándose. Según la ONU, el 64 % del territorio es inaccesible por los bombardeos y las órdenes de evacuación han desplazado a más de 200.000 personas.
Desde el 2 de marzo, Israel ha bloqueado la entrada de ayuda humanitaria, lo que ha obligado al cierre de las 25 panaderías del Programa Mundial de Alimentos.
“Gaza se ha convertido en una trampa mortal”, advirtió Whittall. “Mis colegas me dicen que solo quieren morir con sus familias. Su mayor miedo es sobrevivir solos”.
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