Delegaciones de Ucrania y Rusia sostendrán sus primeras conversaciones directas en más de tres años con el objetivo de explorar una posible vía para poner fin a la guerra que comenzó en febrero de 2022.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, confirmó que viajará a Turquía para sumarse a las conversaciones, por su parte, el mandatario ruso, Vladímir Putin, no estará presente en la reunión.
A pesar del impulso diplomático reciente y del llamado del presidente de Estados Unidos Donald Trump para que el conflicto termine pronto, las posiciones de Moscú y Kiev continúan alejadas en los temas centrales de la disputa, como el control territorial y la adhesión de Ucrania a la OTAN.
Exigencias territoriales de Rusia
Uno de los puntos principales que complica el avance hacia un acuerdo es la exigencia del Kremlin de conservar los territorios que ocupa actualmente en el sur y el este de Ucrania.
En 2022, Rusia declaró la anexión de cuatro regiones ucranianas: Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Kherson. Sin embargo, no mantiene el control total sobre esas zonas.
Además, Rusia mantiene la península de Crimea desde 2014, luego de una anexión no reconocida por la comunidad internacional. Putin ha insistido en que una condición previa para cualquier acuerdo de paz es la retirada de las fuerzas ucranianas de las partes que aún controla en las regiones mencionadas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, reiteró que el reconocimiento de la soberanía rusa sobre estos territorios es “imprescindible” para iniciar negociaciones. Por su parte, Ucrania ha declarado que no aceptará la pérdida de sus territorios, incluida Crimea. Sin embargo, Zelensky ha reconocido que podría ser necesario recurrir a la vía diplomática para intentar recuperar estas zonas, lo que se interpreta como una posible concesión en futuras conversaciones.
La OTAN y el liderazgo en Ucrania
Otro eje de fricción es la exigencia de Rusia de impedir la adhesión de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Desde el inicio de la invasión, Moscú ha manifestado que considera inaceptable cualquier expansión de la alianza militar hacia el este.
En paralelo, el Kremlin ha pedido el reemplazo de Zelensky como presidente de Ucrania. Durante el inicio del conflicto, Putin llamó públicamente a las Fuerzas Armadas ucranianas a derrocarlo para facilitar una negociación con Moscú.
En marzo, Putin propuso que Ucrania fuese administrada de manera temporal por una misión respaldada por la ONU, como parte de una solución transitoria.
Asimismo, Rusia ha mantenido su postura de que Ucrania debe ser “desmilitarizada” , argumentos que Kiev, los países occidentales y analistas internacionales han rechazado reiteradamente.
Moscú también ha solicitado la reducción del tamaño del ejército ucraniano, la neutralidad del país y la suspensión del envío de armas desde Occidente.
Garantías de seguridad
En respuesta a estas exigencias, Zelensky ha buscado obtener garantías de seguridad que impidan una futura invasión por parte de Rusia, la prioridad de Kiev es integrarse plenamente a la OTAN, lo que implicaría la aplicación del Artículo 5 del tratado, que contempla la defensa colectiva de los países miembros ante un ataque externo.
Sin embargo, Trump ha descartado esa posibilidad y Moscú considera la membresía ucraniana como una línea roja, como alternativa, Ucrania busca algún tipo de compromiso militar por parte de potencias occidentales. Francia y Reino Unido encabezan las discusiones para una posible presencia de tropas europeas que hagan cumplir un eventual alto el fuego, en el marco de lo que se ha denominado una “coalición de los dispuestos”.
A pesar de estos avances, Ucrania mantiene que cualquier garantía de seguridad debe contar con el respaldo de Estados Unidos. Rusia, por su parte, ha rechazado de forma tajante la presencia de tropas de países miembros de la OTAN en territorio ucraniano bajo cualquier modalidad.