Heidy Camilo, psicóloga clínica del Centro Vida y Familia, coincide con el director del Servicio Nacional de Salud (SNS), Mario Lama, sobre el déficit de psiquiatras en República Dominicana, pero advierte que la crisis también incluye la falta de medicamentos, personal calificado, espacios adecuados y mejores condiciones laborales.
Lama advirtió esta semana que el país necesita más de mil psiquiatras para responder a la demanda creciente de atención en salud mental, mientras que actualmente solo hay alrededor de 300 en ejercicio, de los cuales apenas el 65 % está en la nómina pública.
Para Camilo, la situación es aún más grave de lo que reflejan las cifras: “Se necesitan más, no cien, se necesitan muchos más, pero sobre todo se necesitan recursos, no solamente humanos”, afirmó.
Acceso desigual y centros mal equipados
Camilo criticó que la atención en salud mental esté centralizada en zonas urbanas como el Distrito Nacional y Santiago, mientras que comunidades rurales y apartadas enfrentan una desconexión casi total del sistema. “¿Qué pasa en los campos más alejados? Donde tal vez ese acceso a la salud mental no llega tanto y la persona de escasos recursos no se puede trasladar hasta la provincia para recibir atención”, cuestionó.
La especialista subrayó que el problema también incluye la precariedad de los espacios físicos dedicados a salud mental. “No es posible que el área de salud mental esté al lado de la morgue. Eso es imposible de creer y pasa en nuestro país”, denunció.
Sobrecarga de personal y condiciones indignas
Además de la falta de especialistas y condiciones dignas, Camilo destacó la sobrecarga laboral del personal actual: “En una jornada de 8 a 1 de la tarde, un terapeuta puede tener entre 15 y 20 pacientes. ¿Qué tiempo de calidad tú le estás brindando a ese paciente?”, se preguntó.
La falta de recursos también se extiende al ámbito de los insumos básicos. Según Camilo, muchos terapeutas deben llevar desde papel hasta pruebas psicológicas de su propiedad para poder trabajar: “El hospital no las tiene. Y ese psicoterapeuta decide llevarlo porque entiende que se necesita para poder atender a ese ser humano”.
Otro punto crítico es el acceso a medicamentos psiquiátricos. “Da pena y vergüenza que en nuestro país los medicamentos psiquiátricos no estén contemplados como una primera línea de atención en las farmacias del pueblo”, afirmó, señalando que muchas veces los pacientes deben abandonar su tratamiento por los altos costos en farmacias privadas o por la negativa de las aseguradoras a cubrir los fármacos necesarios.
Profesionales mal pagados y formación costosa
Camilo también denunció que los profesionales de la salud mental están subvalorados en términos salariales. “No ganan lo que deberían de ganar y se les exige por encima de lo que realmente se les está pagando. Cuando tú ves el costo de formación con el pago salarial, no se corresponde”, indicó.
Finalmente, llamó la atención sobre la necesidad urgente de contar con salas de internamiento adecuadas, no como simples centros de reclusión, sino como espacios de intervención terapéutica sostenibles y bien estructurados. “Necesitamos programas que no cambien cada vez que cambie un director”, sostuvo.
 
                    