Un artículo científico publicado en el Bulletin of Marine Science confirmó la primera observación de la medusa de manchas blancas Phyllorhiza punctata en la República Dominicana, específicamente en la bahía de Gina, Miches, en febrero de 2024. Esta especie invasora, originaria del Indo-Pacífico, ha comenzado a expandirse en el Caribe, lo que representa riesgos para las especies nativas y los ecosistemas locales.
Peligro para las especies nativas
La aparición de Phyllorhiza punctata plantea una preocupación para la biodiversidad marina local. Esta medusa compite y depreda las larvas de peces y crustáceos, lo que podría afectar a las especies nativas de la región. Además, su introducción en los hábitats de organismos locales puede alterar el equilibrio ecológico, con un impacto negativo en las poblaciones de peces y otros seres marinos esenciales para el ecosistema.
Una de las principales características de esta medusa es su capacidad para reproducirse de forma rápida y asexual, lo que facilita su expansión en nuevas áreas. Este comportamiento ya ha sido observado en otras regiones del Caribe y el Golfo de México, donde su presencia ha aumentado desde los años 90.
Impacto en la pesca y la economía local
El impacto de Phyllorhiza punctata también puede afectar las actividades económicas como la pesca. Las medusas pueden enredarse en los equipos de pesca, causando daños y reduciendo la captura de peces al competir con las especies comerciales por las larvas que forman parte de la cadena alimentaria.
El artículo también menciona el potencial riesgo para los seres humanos, ya que estas medusas pueden provocar picaduras que afecten las actividades recreativas en las costas dominicanas.
Expansión regional
La presencia de Phyllorhiza punctata no es un fenómeno aislado de la República Dominicana. La expansión de esta especie se ha documentado desde 1940 en el Atlántico, con avistamientos más frecuentes desde los años 90, atribuidos a factores como el descargo de agua de lastre, las liberaciones accidentales desde acuarios y el movimiento de plataformas petroleras.
Ante esta expansión, se ha resaltado la necesidad de una colaboración regional para monitorear la distribución y abundancia de la especie, así como desarrollar estrategias de manejo que mitiguen su impacto. La Fundación Dominicana de Estudios Marinos, junto a instituciones internacionales, ha subrayado la importancia de medidas para proteger las especies nativas y reducir el impacto ecológico.
La importancia del monitoreo
Los científicos involucrados en el estudio, como Ramón Damián Morejón-Arrojo y Rita Sellares-Blasco, han señalado la relevancia de un monitoreo continuo para evaluar la presencia de esta medusa en las aguas dominicanas. Sin estrategias adecuadas de gestión, la medusa podría continuar expandiéndose y afectar aún más los ecosistemas marinos.
Se están llevando a cabo estudios adicionales para entender mejor su ciclo de vida, patrones de migración y el impacto ecológico en el Caribe. Estos esfuerzos buscan prevenir que la presencia de esta especie invasora tenga consecuencias a largo plazo en las aguas de la República Dominicana y en toda la región.
La llegada de Phyllorhiza punctata a las costas dominicanas subraya la necesidad de una gestión eficaz de las especies invasoras para proteger los ecosistemas marinos y mantener el equilibrio ecológico en la región.