Este 5 de noviembre es el llamado día D en los Estados Unidos, día en que concluyen las elecciones presidenciales en la potencia norteamericana, cuya votación ya inició con el voto anticipado y el voto por correo.

En esta ocasión el expresidente Donald Trump, del Partido Republicano, busca recuperar la Casa Blanca tras perder los comicios del 2020 a manos del actual mandatario, Joe Biden.

Por el Partido Demócrata, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, busca convertirse en la primera mujer en ser escogida presidenta de la considerada primera potencia del mundo.

Según las encuestas más refutadas, ambos candidatos entran al día D en un empate técnico, bailando pegados, principalmente en los “estados bisagras” los cuales decidirán las elecciones presidenciales.

En EE.UU., el sistema electoral es indirecto. Esto significa que los ciudadanos no eligen directamente a los candidatos presidenciales, sino a los electores que formarán parte del Colegio Electoral, donde se definirá luego al futuro Presidente.

Por eso, si bien los porcentajes a nivel nacional reflejan de manera aproximada el nivel de apoyo a cada candidato, podrían no reflejar el resultado final.

En ese esquema, los siete estados bisagra —Arizona, Wisconsin, Georgia, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania y Nevada— cobran especial relevancia, ya que suman 94 votos electorales en total y pueden inclinar la balanza para un lado u otro de forma determinante.

Es que el candidato que se imponga en cada jurisdicción, aunque sea por la mínima diferencia, se lleva todos los electores.

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